03 diciembre 2011
The relieving distraction of the government
The President of the Republic (of Chile) indicated the Senate to discuss under the simple urgency modality the bill on videogames that we have been talking about recently. He did so on the 4th of October, but he decided to call this urgency back on the 8th of November. And this is all what has happened on this bill in the Senate during the whole year. For the Comission of Economy has not discussed this bill in any of its sessions. We can see, therefore, how the interest of politicians in their own popularity is calling their attention into other topics. This is very convenient for us though. We can rest assured because they are not going to regulate this field by now—they are busy showing their empathy and support to those who demostrate violently in the streets. So we do not even need to express our disconformity with this bill—doing so would awake the amebic instinct of politicians, who do better to the rest of society by staying quiet and not attempting to 'improve' our lifes. Let us pretend that we are not aware of this stupid bill that is intended to limit, as usual, the exercise of freedom.
We know and we have demonstrated enough how innecesary and even prejudicial would be to approve this bill. But governments, specially those in the Roman tradition, have the uncontrollable tendency to regulate everything that is moving around. There is absolutely no evidence that video games might cause any kind of specific behaviour in people, not to say 'aggressive' behaviour. But politicians believe that video games actually cause some kind of behaviour and that, because of this, they have not only the right, but the duty of limiting other people's freedom and regulating what they can or cannot do. Because this is the type of things that politicians do: they believe something wrong to be truth, they decide that society will collapse if they do not stop this and, finally, they find the perfect solution in cutting off the extent of one of our most basic rights—liberty. This is the only way to act they know and there is no hope that they will try otherwise in the future. So it is not really wise to think that the situation could change by following the institutional way. It is much more likely to be ignored during a certain time than to be left alone definitely when politicians realise that you are interacting with other people.
Right now we are in the first of these two situations: politicians are ignoring us because they have a violent crowd to feed with promises of a larger State and less freedom for everyone. The time will come, however, when they remember that we are also here, freely getting in touch with each other as if there were no entity stopping people from behaving independently. And then they will again discuss about the 'necessity' of prohibiting the free trade of video games. And they will decide what we can and what we cannot do. They will deliberate how far can we take our freedom—for how could we, unlearned beasts, undertake such a responsibility as managing our own behaviour? Surely they know much better what is the best for ourselves—this would be unreachable for any of us without their aid. So we can take a rest now, and breath calmly for a while. Because the wicked eye of politicians is seduced by some cheap whore. Let us hope, therefore, that they keep distracted and do not look at us in a long time—as long as possible.
03 septiembre 2011
Inspirado por Bruno Perelli
Buscando información acerca de proyectos relativos a la ludología en Chile, encontré la tesis de grado de Bruno Perelli, titulada «Húsar. Videojuegos como herramientas alternativas para la educación». Como puede deducirse desde el título, esta tesis reproduce o se funda en el popular prejuicio de que los videojuegos deben contar con una especia de justificación para existir, de que está mal usarlos solamente para divertirse y de que deben servir "intereses superiores". Nosotros hemos denunciado esta actitud en el pasado y, aparentemente, deberemos seguir haciéndolo en el futuro, porque las huestes conservadoras moralistas teocráticas contagian con su entusiasmo.
Lo que ha llamado mi atención de esta tesis es que, en la página 29, encontramos dos párrafos copiados desde el artículo «Ludología» en la Wikipedia como aparecía en el año 2007. Y digo copiados porque el autor, Bruno, no ha indicado que estaba citando la Wikipedia. A Bruno le habría hecho bien saber, por ese entonces, algo acerca de integridad académica: no debemos tomar el texto de otro autor y presentarlo como propio, sino que siempre indicaremos la cita señalando el lugar donde está registrado el texto y, si es posible, también el autor y la fecha de publicación. Esta falta de cuidado de Bruno tiene relación, según me parece, con la indebida exigencia de escribir una tesis a todos los alumnos que terminan el pregrado: la tesis es un trabajo de investigación que requiere rigor y es muy difícil obtenerlo cuando el autor la está escribiendo más por obligación que por interés.
No obstante, también me encontré con varias otras tesis que tocan el tema de los videojuegos y quisiera escoger al menos una de ellas para dedicarle un breve análisis en el blog Scripta Ludologica. El campo de la ludología, alimentado con varias publicaciones periódicas actualmente, todavía da torpes pasos en el mundo académico nacional. Sin embargo, la existencia de varias tesis que contemplan el asunto de los videojuegos nos muestra que hay interés, si no de investigar acerca de este asunto, al menos de trabajar sobre él. Tenemos mucho por mejorar aún: una buena forma de empezar sería, por ejemplo, liberar a los alumnos de pregrado del peso que implica escribir una tesis y dejar este esfuerzo para quienes de verdad tengan deseos de investigar. De seguro que la calidad del trabajo realizado mejoraría substancialmente y nos evitaría encontrar citas no señaladas como es debido.
16 junio 2011
Los videojuegos nos harán libres
La Comisión de Economía del Senado no ha discutido el proyecto de ley relativo a la venta y arriendo de videojuegos con contenido violento a menores de edad ni ha respondido la solicitud que remitimos el pasado 10 de abril. De modo que podemos darnos un tiempo para observar la situación de este proyecto en comparación con otras que son discutidas acaloradamente hoy en día. Últimamente hemos visto manifestaciones a lo largo de Chile con distintos objetivos: oponerse a la construcción de centrales generadoras de energía eléctrica, exigir la estatización del sistema educativo, demandar la fiscalización de diversos tipos de alimentos. En general, todas estas protestas apuntan en el sentido de solicitar una mayor intervención estatal en todos los asuntos del quehacer nacional.
El proyecto de ley acerca de los videojuegos apunta en este mismo sentido y nuestro más reciente informe da cuenta de la satisfacción de la opinión pública en cuanto a esto, si bien comunica y se adhiere a una crítica en cuanto a la forma de proponer tal intervención. Personalmente, no soy partidario de absolutamente ninguna intervención estatal, pero reconozco que sería irreal pedirles a los parlamentarios que no legislen. De modo que me contento con pedirles que lo hagan bien y racionalmente. El afán fiscalizador y estatizante impulsa a muchas personas a respaldar este tipo de intervenciones que, en el fondo, son indebidas y no debieran existir si pretendemos respetar los derechos fundamentales de las personas. Pero ahí están ellos clamando por que sus libertades sean cercenadas.
Una de las razones por las cuales los videojuegos han llegado a ser productos no solamente exitosos, sino que verdaderamente valiosos y de la más refinada cultura, es que cuentan con escasa regulación. Cualquier producto (vivienda) o servicio (educación) que esté excesivamente regulado tiende a detener su desarrollo o a arruinarse. Esto no quiere decir que desaparezcan, sino que su desarrollo es intervenido artificialmente y, por lo tanto, es mucho peor de lo que sería sin una intervención de este tipo. Los productos (pan) o servicios (jardinería) que no son intervenidos, en cambio, tienden a desarrollarse y mejorar aceleradamente. Esto no quiere decir que florecerán espontáneamente, sino que responderán a la realidad del mercado sin la intervención perjudicial del fisco.
La fiscalización de cualquier área de las actividades humanas produce un efecto negativo sobre ella y a su alrededor. Y aun así hay muchas personas reclamando que existan cada vez más intervenciones. Nosotros hemos visto con impotencia que resulta inevitable asumir una próxima intervención estatal en el mercado de los videojuegos. Ante esto, no nos queda más que apelar al sentido común más básico y la lógica natural más elemental. Y sabemos que aun así conseguiremos poco y nada de lo que pretendemos. Pero no podemos dejar de hacerlo. No porque tengamos una especie de obligación moral, sino porque así lo queremos y sentimos que es mejor. Las obligaciones morales son el argumento de quienes respaldan este proyecto: nosotros no creemos ellas, sino que en la voluntad personal de cada persona. Por eso, nos oponemos: tanto a este proyecto como a las manifestaciones que demandan mayor intervención del Estado en todas las áreas de actividad humana. Por la libertad, por el desarrollo, por alcanzar ese mundo sin fronteras que nos prometen los videojuegos.
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