22 julio 2007

In omnia paratus

Civilization II
Como se menciona en Ludosofia y en Videoludica, Civilization II (Meier, 1996) ha sido elevado a la categoría de Videojuego Canónico. Quiero remarcar esta noticia, aunque ya haya sido difundida ampliamente, porque este videojuego fue el que me inspiró a imaginar una ludología científica hace ya unos cuatro años. La alta estima en la que tengo a este videojuego me llevó a creer que era necesario verificar empíricamente su valor a través de un estudio acabado que lo describiese y clasificase, comparándolo y distinguiéndolo entre los otros videojuegos de su misma categoría para poder decir con propiedad y fundamento suficientes que Civilization II es el mejor videjuego de estrategia que existe.

Sin embargo, es curioso que esta inquietud haya sobrevenido desde una apreciación cuasi estética del objeto en cuestión: no se trataba de un mero afán de conocimiento, sino de una valoración sobre este videojuego. Esto dice relación, por una parte, con el "amor" que debemos sentir por aquello que estudiamos y, por otra, con el potencial carácter artístico contenido en algunos videojuegos: hay algo de ambas cosas en esta elección, en este camino elegido. Se trata de una belleza relacionada con el videojuego que suscita un amor en el videojugador y lo invita a mostrar aquella belleza al resto de los hombres para que sea admirada, amada, difundida y expandida. ¿Dónde está, por consiguiente, el carácter objetivo y científico de este estudio? Está, por cierto, precisamente encima de esta admiración, puesto que ningún estudio puede hacerse sin celo (studium) o interés: toda ciencia nace no sólo desde la necesidad del Hombre por explicar el mundo que lo rodea, sino también desde el amor que siente este Hombre por el mundo en el cual actúa. Esto es, entonces, lo que mueve a esta ciencia ludológica y lo que nos impulsa hacia adelante en la búsqueda de verdades más profundas, más bellas y, consecuentemente, más admirables y susceptibles de ser amadas.